lunes, 5 de marzo de 2018

Blank sheets.

Poco se habla de la importancia del borrón y cuenta nueva, de la necesidad de deshacerte del cuaderno sucio y viejo en el que has estado escribiendo todas tus miserias, tristezas y desdichas. Siendo sinceros, pocas veces nos paramos a pensar en lo felices que somos en ese preciso instante, pero todo el tiempo que nos recreamos cuando nos da un bajón (somos humanos y sufrimos de eso) parecen un lustro en comparación.

Poco se habla de la utilidad de reciclar el cuaderno, de la alegría que puede invadir nuestro cuerpo entero cuando tenemos páginas más blancas que la porcelana a estrenar, enteras para nosotros mismos. Eres tú quien sostiene el bolígrafo, eres tú quien decide lo que va a escribir en todo ese cuaderno nuevo, con infinitas y finas hojas para explayarte todo lo que quieras y más; para dibujar tus sonrisas.

Poco se habla de todo lo que está por escribir, has hecho borrón, has dejado el otro cuaderno a un lado y eres capaz de cambiar tu caligrafía, las metáforas que quieras utilizar y las rimas dominantes en tus versos. Cada palabra nueva, cada frase que le da sentido a tu vida formará un nuevo texto en el que perderte, encontrarte y volver a perderte; la única condición es que no borres la esencia que te caracteriza desde que llegaste a un mundo que no te comprende (porque es muy cool pretender que el mundo te odia).

Poco se habla de todas las risas venideras, pero no todo será bueno... Como ya te he dicho antes, en este cuaderno nuevo serás tú quien decida qué quiere escribir y qué dejarás en el tintero -mi recomendación es que todo lo que te haya perturbado una vez, que no lo vuelva a hacer más- deja un margen para tus propias anotaciones, dedicatorias o consejos.

Poco se habla de lo bien que hacen un par de páginas en blanco, desde mi punto de vista siempre serán el remedio a cualquier mal que te atormente, papel y lápiz y a desfogar -siempre y cuando no tengas a nadie a mano para tomar una cerveza-.

Ahora te lo perdono todo, ahora no hay vuelta de hoja, porque he reciclado todos los folios mojados.
Ahora tengo ganas de escribir y de dejar atrás.

Porque las hojas en blanco siempre sentarán muy bien. 

domingo, 4 de marzo de 2018

23:59

La historia se repite, el hecho de tener heridas sólo sirve si para el futuro te das cuenta de cómo llegaron hasta ahí. La autocompasión es muy del siglo pasado, pero a veces necesitamos recrearnos un poco en nuestra mierda para que; a la mañana siguiente todo lo que hayamos llorado sirva para algo. Limpiar el dolor.

El camuflaje hoy en día puede ser un arma de doble filo si no sabemos cómo utilizarlo, y puedes acabar más hundido que antes. La gran miseria llega cuando pensamos que el enemigo no es el de fuera, sino el que vive dentro; el que conoce nuestros peores secretos y no tiene piedad alguna en mostrarnos esos vergonzosos recuerdos que tanto ansiamos borrar. El gran problema es ese, pensar que el enemigo está dentro ¿en serio? eres la persona que más te tiene que querer, cuidar y proteger (con uñas y dientes si es necesario) para que al final del día cierres los ojos y odies a tu yo del pasado. No corramos tanto, hoy culpas a tu pasado por no conocer lo que conoces ahora, pero es gracias a esos errores que mañana sabrás lo que quieres, lo que mereces y lo que buscas. Así que podría decir que equivocarse es bien.

No me importa pensar en el pasado, de hecho lo hago mucho (más de lo que me gustaría hacerlo). A veces parece que vivo anclado allí y me pierdo en el hoy por no ir al día con todo. Se me acumulan las risas, los "¿qué tal?" y los "joder hoy nada va a salir mal".

Sangrarás tanto como te lo propongas y durará lo que quieras. No hay una regla escrita en cómo sanar o en la prolongación de tu duelo interno. Cuando pelees contra tu interior no dejes que los demás se den cuenta ¡atento! van a aprovechar la más mínima debilidad que vean para atacar. Tu flaqueza será su punto débil; un cobarde no dejará de ser un cobarde.

Se precisa que te quieras, y que lo hagas con locura. Que juegues con fuego y te quemes; que eches más gasolina a la hoguera y bailes dentro si es necesario. Porque en algún momento, cuando el señor tiempo decida, serás otra persona, una nueva que no juega a ser un camaleón.

Y ahora lo único que quiero es una salida.

Que en tus manos encuentres la cura al dolor,
que puedas derribar muros sin ningún temor.
Si las cosas se complican, de la garganta desata ese nudo
que las circunstancias no te dejen mudo.
La luz interior siempre será más fuerte
a veces tu conciencia también miente.