martes, 28 de enero de 2020

Odio las despedidas

Ya lo sabes, nunca se me ha dado bien del todo decirte adiós, dejarte marchar sería fácil si yo no fuese siguiendo tus huellas justo cuando acabas de pegar el portazo a tu espalda. Soltar las cadenas que nos ataban, arreglar lo que un día rompiste. Que los golpes se curan pero las palabras no es algo que me tatuaste en el corazón. El hilo que me acercaba a ti se rompió; o eso pensabas. Lo quemé. Ardió todo tanto que hasta el mismísimo diablo se quejó del calor. Ninguno supo como manejar la tempestad que entre los dos habíamos creado; la tormenta perfecta. 

Suerte te deseo, pero muchas veces hay que elegir bien las palabras que disparamos a quemarropa. Suerte te deseé, tú creyendo que sería de la buena; es algo que nunca sabremos. El crimen perfecto. Sin arma me abriste y sin pensármelo dos veces te dejé entrar, dándote así el poder indiscutible para destruirme desde dentro. ¿Recuerdas como te enamoró Roma? quizá por eso quisiste reducirme a cenizas. O por lo menos lo intentaste lo mejor que pudiste porque si combates el fuego con más fuego solo logras encender aún más la llama. Fuego que me ha mantenido vivo cuando más me hacía falta.

Siempre he odiado las despedidas hasta que te conocí. Rectifico, siempre he odiado las despedidas hasta que me di cuenta que salir de mi vida era lo mejor que ibas a hacer en mucho tiempo. Calmé las aguas, controlé los vientos y me hice dueño de mis cicatrices. 

Jamás me oirás decir "ojalá no te hubiese conocido", gracias a ti me quise más. Las copas de vino ya no me hablan de ti, la ausencia de un amor falso provocó que de lo mas profundo de la tierra naciera un amor propio ausente durante mucho tiempo. Un sauce arrancando todas las espinas que se encontraba a su paso.

No te culpo, te agradezco. Achaco mis errores a mi persona, a no saber leer entre lineas y a pensar que cuando me decías que no, sería un sí a medias. Como los besos. Como la felicidad. Te agradezco que vinieras para saber que podía seguir creciendo, que si había veneno corriendo por mis venas era decisión mía, que la morfina podía ser cortada siempre y cuando quisiera yo. 

Sabes que siempre he odiado las despedidas, pero no cuando se trata de darme la vuelta y separarme de tu camino. No cuando le dije adiós a mi pasado y sentí la necesidad de ser libre.
Sabes que siempre he odiado las despedidas, pero no cuando sabía que a cada paso que me alejaba de ti, nacía una nueva versión. 

Ya no bailo a tu son, la canción se marchitó.
Ya no brillo por ti, siempre fue mi luz.
Ya no busco tu risa, el eco se hizo sordo.
Ya no escribo sobre ti, lo hago por mí.

Ya no me ves, porque me puse de pie.



lunes, 28 de enero de 2019

No hagas ruido.

No hagas ruido. Cuando entres en la casa, no hagas ruido. Me he ido a dormir y ya no recuerdo si te dejé la puerta abierta o eché la llave. Me estoy empezando a despertar aunque mi cabeza todavía sigue soñando. No sé si la puerta está cerrada y estás pasando frío en la calle, esperando a que salga al portal para abrirte o, por el contrario, te la dejé abierta de par en par y ni siquiera has pasado por mi calle, por mi ciudad.

Aquella noche cuando te fuiste te dije que te la dejaría abierta, por si volvías, que lo hicieras con total libertad. Supongo que solo saliste a fumarte un cigarro, a hacer de mis ilusiones ceniza. Te lo dejo pasar porque sabes que tu olor mezclado con el del tabaco y sonrisas rotas me gusta mucho. Veo que por la mañana tu lado sigue frío, como tú. Como todo. La importancia que le resto a la situación me la cargo a la espalda a modo de mochila, para que me acompañe siempre.

Mírame, tú que decías que no arriesgaba, aquí estoy abriéndome en canal por ti, gracias a ti y a pesar de ti. Pero siento que de mí ya no queda sangre que pueda brotar, que toda te la bebiste noche tras noche con una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo perfectamente qué hacías, y cómo mover tus peones para que aniquilaran a la reina, mientras hacían mirar al rey.

No hagas ruido porque estaré dormido, con los pies fríos pero mi corazón sabes que sigue caliente. Alguien que te da lo que te ha robado sin haberte dado ni cuenta, siempre será tu héroe.

Te volviste a marchar. Me volví a marchitar. Si tengo un cactus es porque la constancia a la hora de cambiarle el agua a nuestras flores nunca fue mi fuerte. Te volviste a ir pegando un portazo, sacando la puerta de quicio. La arreglé y la barnicé. He cambiado la cerradura, y te he dejado una copia debajo del felpudo; ya no recuerdo si te eché para siempre.

A día de hoy me sigo despertando y tu lado sigue intacto, son muchas las esquinas que me hablan de ti. El azúcar me sabe amargo y el corazón ya no late con la misma intensidad. 

No hagas ruido. No lo harás porque no volverás.
Tú perdiste a alguien a quien le importabas.
Yo perdí a alguien a quien no le importaba.
Tu pérdida, no la mía.
No hagas ruido, porque ahora la casa está insonorizada.

lunes, 21 de enero de 2019

In vino veritas.

A veces me gusta pensar que las personas son como los vinos, los hay de toda clase de sabores, con distintos aromas, proveniencias y los cuales vas descubriendo en diferentes etapas de tu vida. A veces te gustan más, otras menos. Te dejan un buen sabor de boca y quieres tener una botella a todas horas en la mano y otras tienes que tirar la botella casi entera porque sabes que ese vino a ti no te va a hacer bien.

Veo a las personas como botellas de vino, nunca uno es igual al otro ni tienen la misma esencia. Está esa en la que el corcho sale a la primera, sin dejar mijita dentro, sin desperdiciar su contenido y son esas personas que con solo un vistazo sabes que son buenas, que jamás podrían hacerte daño. Que se abren contigo dócilmente y que sabes que estarán siempre ahí.

Por otro lado el clásico, cuando no tienes abridor pero te apetece muchísimo una copa, mueres de sed e intentas de todo por quitar el corcho, esas personas que cuesta mucho que se abran contigo incluso cuando das el callo e intentas con uñas y dientes llegar a su fondo. Prácticamente imposible.

Los hay parecidos al anterior caso, pero la diferencia radica en que éstos si se dejan abrir, puedes acceder a ellos. El inconveniente llega cuando el corcho no lo has sacado del todo y cae dentro. Por minúscula que sea la mota, ya va a estar contaminado. Son esos a los que tenemos que evitar, esas personas tóxicas que por muy bien que nos sintamos con ellas, siempre siempre nos harán daño porque lo que es su esencia ha cambiado.

A lo largo de mi corto camino he tomado muchas copas de vino, algunas han sido solo una copa de una noche, por otros vino me hice alcohólico. Otras veces he querido tomarme una copa, y una vez teniendo la sustancia en el vaso, he dejado caer éste haciéndose añicos en el suelo, lamentándome por el descuido pero a la larga sabía que sería mejor.

Es curioso como una botella de vino puede jugar diferentes papeles en nuestras vidas. El consuelo de una ama de casa, abrumada por su vida monótona, esperando a que los niños se vayan a dormir para poder sentarse en el sofá a pensar en qué hará su marido cuando le dice que tiene trabajo hasta tarde, pero sabe que su jefe le ha dado el día libre.
Esa pareja de enamorados que, cegados por el amor que se procesan el uno al otro, piden la botella más cara en el que fue el restaurante donde cenaron juntos por primera vez, recordando todo lo que pasaron juntos y lo que les queda por vivir.

Esa botella vacía a los pies de la cama del hombre que sin fuerza de voluntad se bebió 3 botellas solo por el hecho de sentirse vacío, creyendo que así podría llenarlo; intentando engañar al corazón con el estómago lleno.
Esa joven inconsciente, su primera fiesta con los amigos y decide llevar una botella de su casa a escondidas de sus padres.

Tanto para un funeral, como para una boda, un bautizo o un divorcio; cada uno le da el valor que quiera al vino, como a las personas. Dependiendo de en qué momento nos acompaña.

Para mí, la copa más amarga fue cuando no vino.
 Y me quedé solo, deseando que eso simplemente fuese un mal sueño.
No quería creer que de aquella botella que aparentaba ser perfecta, me había tragado todas las mentiras y excusas sin saborear, del tirón.
Que no me di cuenta que no saqué el corcho, sino que me había atragantado con él.

Siento que mi mejor copa es la que todavía no me he bebido y que sé que está ahí.

lunes, 5 de marzo de 2018

Blank sheets.

Poco se habla de la importancia del borrón y cuenta nueva, de la necesidad de deshacerte del cuaderno sucio y viejo en el que has estado escribiendo todas tus miserias, tristezas y desdichas. Siendo sinceros, pocas veces nos paramos a pensar en lo felices que somos en ese preciso instante, pero todo el tiempo que nos recreamos cuando nos da un bajón (somos humanos y sufrimos de eso) parecen un lustro en comparación.

Poco se habla de la utilidad de reciclar el cuaderno, de la alegría que puede invadir nuestro cuerpo entero cuando tenemos páginas más blancas que la porcelana a estrenar, enteras para nosotros mismos. Eres tú quien sostiene el bolígrafo, eres tú quien decide lo que va a escribir en todo ese cuaderno nuevo, con infinitas y finas hojas para explayarte todo lo que quieras y más; para dibujar tus sonrisas.

Poco se habla de todo lo que está por escribir, has hecho borrón, has dejado el otro cuaderno a un lado y eres capaz de cambiar tu caligrafía, las metáforas que quieras utilizar y las rimas dominantes en tus versos. Cada palabra nueva, cada frase que le da sentido a tu vida formará un nuevo texto en el que perderte, encontrarte y volver a perderte; la única condición es que no borres la esencia que te caracteriza desde que llegaste a un mundo que no te comprende (porque es muy cool pretender que el mundo te odia).

Poco se habla de todas las risas venideras, pero no todo será bueno... Como ya te he dicho antes, en este cuaderno nuevo serás tú quien decida qué quiere escribir y qué dejarás en el tintero -mi recomendación es que todo lo que te haya perturbado una vez, que no lo vuelva a hacer más- deja un margen para tus propias anotaciones, dedicatorias o consejos.

Poco se habla de lo bien que hacen un par de páginas en blanco, desde mi punto de vista siempre serán el remedio a cualquier mal que te atormente, papel y lápiz y a desfogar -siempre y cuando no tengas a nadie a mano para tomar una cerveza-.

Ahora te lo perdono todo, ahora no hay vuelta de hoja, porque he reciclado todos los folios mojados.
Ahora tengo ganas de escribir y de dejar atrás.

Porque las hojas en blanco siempre sentarán muy bien. 

domingo, 4 de marzo de 2018

23:59

La historia se repite, el hecho de tener heridas sólo sirve si para el futuro te das cuenta de cómo llegaron hasta ahí. La autocompasión es muy del siglo pasado, pero a veces necesitamos recrearnos un poco en nuestra mierda para que; a la mañana siguiente todo lo que hayamos llorado sirva para algo. Limpiar el dolor.

El camuflaje hoy en día puede ser un arma de doble filo si no sabemos cómo utilizarlo, y puedes acabar más hundido que antes. La gran miseria llega cuando pensamos que el enemigo no es el de fuera, sino el que vive dentro; el que conoce nuestros peores secretos y no tiene piedad alguna en mostrarnos esos vergonzosos recuerdos que tanto ansiamos borrar. El gran problema es ese, pensar que el enemigo está dentro ¿en serio? eres la persona que más te tiene que querer, cuidar y proteger (con uñas y dientes si es necesario) para que al final del día cierres los ojos y odies a tu yo del pasado. No corramos tanto, hoy culpas a tu pasado por no conocer lo que conoces ahora, pero es gracias a esos errores que mañana sabrás lo que quieres, lo que mereces y lo que buscas. Así que podría decir que equivocarse es bien.

No me importa pensar en el pasado, de hecho lo hago mucho (más de lo que me gustaría hacerlo). A veces parece que vivo anclado allí y me pierdo en el hoy por no ir al día con todo. Se me acumulan las risas, los "¿qué tal?" y los "joder hoy nada va a salir mal".

Sangrarás tanto como te lo propongas y durará lo que quieras. No hay una regla escrita en cómo sanar o en la prolongación de tu duelo interno. Cuando pelees contra tu interior no dejes que los demás se den cuenta ¡atento! van a aprovechar la más mínima debilidad que vean para atacar. Tu flaqueza será su punto débil; un cobarde no dejará de ser un cobarde.

Se precisa que te quieras, y que lo hagas con locura. Que juegues con fuego y te quemes; que eches más gasolina a la hoguera y bailes dentro si es necesario. Porque en algún momento, cuando el señor tiempo decida, serás otra persona, una nueva que no juega a ser un camaleón.

Y ahora lo único que quiero es una salida.

Que en tus manos encuentres la cura al dolor,
que puedas derribar muros sin ningún temor.
Si las cosas se complican, de la garganta desata ese nudo
que las circunstancias no te dejen mudo.
La luz interior siempre será más fuerte
a veces tu conciencia también miente.


sábado, 2 de septiembre de 2017

No te lo vas a creer.

No te lo vas a creer pero creo que me he vuelto a enamorar. Cada día me provoca sonrisas tontas, mantiene conversaciones conmigo y me cuida más de lo que merezco.

No te lo vas a creer pero creo que me he enamorado, sí, y no es de ti. Porque he encontrado a alguien que estaba más cerca de lo que pensaba, me compra con cervezas y me consiente todo.

No te lo vas a creer pero le encanta mi forma de ser, mi pensamiento y mi inteligencia. La fuerza interna le pirra y me comenta que de eso tengo de sobra.

No te lo vas a creer pero me dicen por aquí que la mejor forma de hacer el amor es riendo, le encanta que no tenga un cuerpo de 10 y que me deje influenciar cuando mantengo debates, que no cierre la mente y acepte otros puntos de vista.

No te lo vas a creer pero mis plegarias han sido escuchadas, tonto de mí por no haber abierto antes los ojos. Aunque también me asusta esta situación y es que me trata tan bien que cuando se vaya (si lo hace) nadie podrá reemplazarlo.

No te lo vas a creer pero ha sido capaz de sacarme del fuego del infierno, me ha traído de vuelta a la tierra y me ha dado esperanzas, sueños y metas para cumplir. Objetivos y aventuras que me muero por devorar.

No te lo vas a creer, pero no ha venido solo; está aquí con más como él y son esas personas las que también lo han ayudado a darme todo el coraje. He perdido muchas noches por pensar lo que "quería", sí comillas, ya que ha hecho que mis ojos se abran y que me de cuenta de que si no me quieren en sus vidas, en la mía sobran.

No te lo vas a creer pero ahora apuesto por mí, porque lo peor de ti sólo sacará lo mejor de mí.

No te lo vas a creer,
pero las palabras ya no hieren como balas.
No te lo vas a creer,
pero se puede bailar sobre cristales rotos.
No te lo vas a creer,
pero el fuego ha dejado de quemar.
No te lo vas a creer,
pero ahora despierto con el amor de mi vida.
No te lo vas a creer,
pero enamorarte de ti mismo es posible.

No me vas a creer yo del pasado, pero te enamorarás y te hará sentir especial. No está muy lejos ¡vamos date cuenta! está justo dentro de ti.

Tu yo del futuro.

viernes, 16 de junio de 2017

Puede.

Puede que me hayas durado lo mismo que un cigarro, pero has sido tú quien me ha consumido. 
Puede que bebiera para olvidarte, pero se me olvidó por lo que bebía y me acordé de ti.
Puede que ahora seamos dos extraños, pero me sé tu cara y tu cruz.
Puede que encendieras un fuego en mí que me redujo a cenizas, pero aprendí a no quemarme dos veces con la misma llama.

Puede que me dieras alas, pero fueron de papel mojado y con cada aleteo me sentía más cerca del suelo.
Puede que recuerde el sonido de tu risa, o puede que no.
Puede que destruyeras mis muros, pero ni un rasguño en mi coraza.
Puede que no te saque de mi cabeza, pero tiembla; porque lo hice del corazón.
Puede que agitaras mi mundo, pero no sabías que yo ya estaba en otra galaxia.

Puede que vuelvas,
pero por favor, no lo hagas.
Puede que muerdas,
pero no tengo miedo.
Puede que envíes flores,
pero las dejaré morir.
Puede que ya no sea yo,
pero porque he mudado la piel.

Puede que quieras,
pero no creo que puedas.

Puede que no estés, 
pero yo tampoco.