domingo, 4 de marzo de 2018

23:59

La historia se repite, el hecho de tener heridas sólo sirve si para el futuro te das cuenta de cómo llegaron hasta ahí. La autocompasión es muy del siglo pasado, pero a veces necesitamos recrearnos un poco en nuestra mierda para que; a la mañana siguiente todo lo que hayamos llorado sirva para algo. Limpiar el dolor.

El camuflaje hoy en día puede ser un arma de doble filo si no sabemos cómo utilizarlo, y puedes acabar más hundido que antes. La gran miseria llega cuando pensamos que el enemigo no es el de fuera, sino el que vive dentro; el que conoce nuestros peores secretos y no tiene piedad alguna en mostrarnos esos vergonzosos recuerdos que tanto ansiamos borrar. El gran problema es ese, pensar que el enemigo está dentro ¿en serio? eres la persona que más te tiene que querer, cuidar y proteger (con uñas y dientes si es necesario) para que al final del día cierres los ojos y odies a tu yo del pasado. No corramos tanto, hoy culpas a tu pasado por no conocer lo que conoces ahora, pero es gracias a esos errores que mañana sabrás lo que quieres, lo que mereces y lo que buscas. Así que podría decir que equivocarse es bien.

No me importa pensar en el pasado, de hecho lo hago mucho (más de lo que me gustaría hacerlo). A veces parece que vivo anclado allí y me pierdo en el hoy por no ir al día con todo. Se me acumulan las risas, los "¿qué tal?" y los "joder hoy nada va a salir mal".

Sangrarás tanto como te lo propongas y durará lo que quieras. No hay una regla escrita en cómo sanar o en la prolongación de tu duelo interno. Cuando pelees contra tu interior no dejes que los demás se den cuenta ¡atento! van a aprovechar la más mínima debilidad que vean para atacar. Tu flaqueza será su punto débil; un cobarde no dejará de ser un cobarde.

Se precisa que te quieras, y que lo hagas con locura. Que juegues con fuego y te quemes; que eches más gasolina a la hoguera y bailes dentro si es necesario. Porque en algún momento, cuando el señor tiempo decida, serás otra persona, una nueva que no juega a ser un camaleón.

Y ahora lo único que quiero es una salida.

Que en tus manos encuentres la cura al dolor,
que puedas derribar muros sin ningún temor.
Si las cosas se complican, de la garganta desata ese nudo
que las circunstancias no te dejen mudo.
La luz interior siempre será más fuerte
a veces tu conciencia también miente.


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