lunes, 2 de febrero de 2015

Demanda de divorcio.

Te cuento, porque siempre me ha gustado contarte lo que se me pasaba por la cabeza, y como ya no estas, no tengo más remedio que decírmelo a mi. Se han divorciado, y la primera pregunta que te rondará será ¿Quiénes? ¿Tus padres? ¿Tus tíos? ¡Nada de eso! estamos todos muy felices y contentos, y yo el que más desde que te has ido. Mi cabeza, que le ha pedido el divorcio a mi corazón, siempre ha sido muy autoritario, y ella dice que no puede más; que necesita algo de sensatez y que con él no lo consigue, todo por impulsos (como yo, pero tú eso lo sabes de sobra). "Estoy harta de que sólo lo escuches a él, y encima siempre te ha llevado a tomar decisiones erróneas... Y no me digas que me equivoco porque tu y yo sabemos que soy yo quien guarda tus pensamientos, Luis." Me comentó ayer antes de dormir. Mientras tanto, el corazón se limita a echarte de menos y a no prestar atención a lo que se le viene encima, es el único de todo mi cuerpo que todavía no se ha dado cuenta de que no tienes pensado volver.

Todos se han puesto de parte de ella. Mis ojos, que al principio no daban crédito de lo que estaban viendo, pero no se dejaron engañar por el corazón y le hicieron caso a la cabeza. Mis oídos, ellos optaron por escuchar a ella también. En la demanda de divorcio alegó que pensaba pelear por quedarse la custodia de todos los órganos de mi cuerpo, por los sentidos, incluso quiere al apéndice de su parte. ¿Te puedes creer el revuelo que ha creado mi corazón por fijarse en ti? 

Se ha quedado solo, ya que te fuiste y tú eras su único apoyo, pero cuando te marchaste decidió romperse, no en dos ni en tres, sino en mil.

Te sigo informando de que tal y como están las cosas yo sinceramente no creo que vayan a reconciliarse. ¿Quién sabe? A lo mejor le viene bien al corazón estar una temporada solo.

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