viernes, 13 de febrero de 2015

Viniste y ni te vi.

Viniste con tu ego y me dejaste con las ganas.
Viniste y me hiciste un nudo en el estómago,
de esos marineros que no se deshacen ni con el viento del norte.
Hiciste conmigo lo que a las azafatas el mago.
Bonitos trucos hiciste conmigo
aparecía y se esfumaba el amor con un ligero golpe de varita.

Viniste sonriendo, provocando tormentas,
tu amable sonrisa que escondía la más perfecta destrucción.
No supiste controlar lo que estabas creando,
y yo
cuando me quise dar cuenta, ya era tarde.

Tempus fugit me comentaste, quid pro quo añadiste,
sin saber que lo que te susurré
en forma de suspiro fue mi casus belli.

Viniste, ¿de qué infierno viniste?
para hacerme pecar así. Sin arrepentimientos.
Viniste y te sentí; ahogándome con cada palabra
sabiendo que eras mi perdición, y mi salida.
Mi llanto y mi consuelo.

Viniste abriendo heridas,
matándome los besos
acribillando mis abrazos a balazos.
Desangrando mis dudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario